“Aunque cada año se diagnostican 550.000 nuevos casos de tuberculosis en menores de 15 años, hay poco interés en investigar nuevos fármacos”

El Dr. Antoni Noguera Julian dirige la Unidad de Tuberculosis del Hospital Materno Infantil Sant Joan de Déu, unidad de referencia para la región sanitaria Barcelona Sud. El gran número de pacientes que han tratado durante los últimos años ha permitido la creación de una nueva línea de investigación en tuberculosis, integrada dentro del área "Enfermedades infecciosas e inflamatorias en pediatría".

¿Actualmente qué importancia tiene la tuberculosis en nuestro país?

La tuberculosis es poco frecuente en países desarrollados. El año 2013, en España, se diagnosticaron 5.177 casos. A nivel global, pero, se estima que un tercio de la población está infectada por tuberculosis, es decir, más de dos mil millones de persones en todo el mundo. Afortunadamente, la gran mayoría no desarrollaran la enfermedad. En el caso de los niños es distinto, ya que presentan un sistema inmunitario menos maduro y tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad después de la infección. En el mundo, se estima que cada año se diagnostican alrededor de 550.000 nuevos casos de tuberculosis en menores de 15 años.

¿Qué diferencias existen entre la tuberculosis en el adulto y en el niño?

La principal diferencia recae en el sistema inmunitario. Las "defensas" del adulto le permiten contener la infección a nivel pulmonar en la mayoría de casos, sin que se extienda a otros órganos. En los niños, por el contrario, la enfermedad afecta inicialmente los pulmones, pero puede diseminarse en todo el cuerpo: a los huesos, ganglios, sistema nervioso central... y como más pequeño es el niño, mayor es este riesgo.

¿En el tratamiento de la tuberculosis, se utilizan los mismos medicamentos en el niño que en el adulto?

Desgraciadamente los niños son los "grandes olvidados" de esta enfermedad, también en el tratamiento. Se utilizan los mismos antibióticos que en los adultos, ya desde los años 60 del siglo pasado, pero no tenemos presentaciones adecuadas para los niños más pequeños, no conocemos si las duraciones de los tratamientos son las óptimas, ni si las dosis son las ideales, no conocemos la toxicidad a largo plazo... Y la Industria Farmacéutica tiene muy poco interés en investigarlo, ya que son fármacos muy baratos.

Hace pocos meses que habéis iniciado una nueva etapa, con la consolidación de la línea de investigación en tuberculosis. ¿En qué proyectos estáis trabajando?

En esta primera etapa, hemos centrado nuestra investigación en el estudio de la farmacocinética de la isoniazida, el principal antibiótico antituberculoso. Tenemos dos proyectos financiados: el primero es un estudio multicéntrico observacional en lactantes menores de 6 años, y el segundo avalúa un jarabe canadiense en preescolar. En Europa, no disponemos de jarabes de isoniazida. Los dos proyectos estudian cómo se distribuye el fármaco en el cuerpo y si logran las concentraciones necesarias para tratar la tuberculosis. Paralelamente, también tenemos en marcha proyectos de diagnóstico en pacientes inmunodeprimidos, en el estudio de la toxicidad de los fármacos o en la evaluación de la adherencia al tratamiento antituberculoso, que es fundamental para la curación, y en que el papel de la enfermera es primordial.

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