Ana Esteve Solé

Investigadora · Estudio de enfermedades por disfunción inmune en pediatría (GEMDIP)

"Poder clasificar los niños con síndrome inflamatorio multisistémico nos permitirá hacer un mejor abordaje terapéutico"

Recientemente ha participado en un estudio sobre el síndrome inflamatorio multisistémico en niños relacionada con el estallido de la pandemia de coronavirus. Hablamos con ella para conocer cuáles han sido los resultados de este estudio.

A principios de la pandemia por coronavirus se observó un pequeño incremento en el número de niños con un síndrome que recordaba el Síndrome de Kawasaki, pero que más adelante se determinó como una nueva entidad: el Síndrome Inflamatorio multisistémico (MIS-C, de las siglas en inglés Multisystem Inflammatory Syndrome in Children), esto hizo que se pusiera el foco en estos niños para entender que estaba pasando.

¿Qué relación tiene este incremento de niños con síndrome inflamatorio multisistémico y la pandemia por coronavirus?

Cuando comenzó la pandemia por coronavirus, en un primer momento, se creyó que la mayoría de los niños quedaban exentos de sufrir cualquiera de los síntomas graves relacionados con la infección por SARS-CoV-2 y eso tranquilizó mucho a las familias. Pero el mes de abril un grupo de Reino Unido lanzó una alerta al observar que hay un pequeño grupo de niños que presentaban unos síntomas muy similares al síndrome de Kawasaki.

A diferencia del síndrome de Kawasaki la aparición de los síntomas había sido de golpe y en muchos de estos pacientes se había registrado algún contacto con el coronavirus SARS-CoV2. Esta situación generó alarma en todo el mundo; y se vieron otros grupos de niños con este cuadro clínico en diferentes países.

Debemos puntualizar que el número niños afectados por este síndrome era muy bajo.

¿Por qué en un primer momento se confundió con el Síndrome de Kawasaki? ¿Qué sintomatología presentaban estos niños?

No sabemos a ciencia cierta si la MIS-C y el síndrome de Kawasaki son dos síndromes totalmente diferentes o dos manifestaciones de un mismo espectro patológico, todavía hay discusión entre expertos para definir su entidad.

Se pueden confundir entre ellas para que ambas comparten la fiebre, la inflamación generalizada, el riesgo de afectación cardiovascular, la conjuntivitis, los edemas, entre otros. En cambio los pacientes con MIS-C presentaban problemas gastrointestinales y neurológicos, menos frecuentes en Kawasaki. Y la incidencia de los problemas cardiológicos en forma de miocarditis y shock era mayor, en cambio la de los aneurismas era menor. En muchos casos este cuadro de síntomas podía poner en riesgo la vida de los niños y había que ingresar a las Unidades de Cuidados Intensivos.

¿La infección por el virus SARS-CoV-2 puede ser un factor desencadenante de este cuadro clínico?

Existe una asociación temporal entre la pandemia de SARS-CoV-2 y la MIS-C. De hecho, uno de los criterios diagnóstico para estos niños requiere o bien de un test de PCR para coronavirus positivo, o bien que hubieran sufrido la infección y presenten anticuerpos, o que hubieran tenido un contacto estrecho con una persona infectada por COVID-19. Sin embargo, se ha visto que en algunos niños presentaban MIS-C, a pesar de no cumplir con ninguno de los tres criterios diagnóstico anteriores. Aunque no se puede asegurar al 100% que el coronavirus sea el factor desencadenante, la mayoría de los pacientes con MIS-C desarrollaban el síndrome entre 4-6 semanas después del contacto con el virus.

Las citocinas son moléculas implicadas en los procesos inflamatorios del cuerpo, ¿qué papel tienen?

Las citoquinas son las moléculas mensajeras del sistema inmunitario, es el mecanismo que utilizan las células para comunicarse entre ellas. Las citoquinas son las responsables de activar las vías que promueven la inflamación de los tejidos: como las interleucinas, los TNF-alfa, el interferón gamma, entre otros.

¿Observasteis diferencias en el patrón de las citocinas analizadas en los pacientes con MIS-C?

Para ver si había diferencias en el patrón de las citocinas analizamos un conjunto de 34 citoquinas diferentes en niños sanos, niños con COVID leve asintomático, niños con MIS-C agudo y muestras de pacientes con Kawasaki (gracias a la ayuda del Biobanco y el servicio de Reumatología del Hospital San Juan de Dios Barcelona); con el objetivo de ver si había diferencias claras que nos permitieran clasificar los niños a partir de este patrón.

En primer análisis vimos que las concentraciones más elevadas de citocinas aparecían en niños con MIS-C y síndrome de Kawasaki, y nos permitía diferenciarlos del resto. Estos resultados se repetían en otros trabajos de investigación que habíamos consultado y era un patrón que esperábamos, ya que ambas patologías están muy ligadas a un aumento de la inflamación. Fentre a estos resultados nos preguntamos, habrá alguna diferencia en el patrón de citoquinas que nos permita distinguir entre los dos grupos de niños?

¿Y observasteis este patrón diferente entre MIS y Kawasaki?

A priori no vimos una diferencia clara entre los grupos de niños con MIS-C y con Kawasaki, pero encontramos un subgrupo de pacientes con síndrome inflamatorio multisistémico MIS-C donde el patrón difería del resto. Esto nos llevó a realizar un estudio más detallado de este subgrupo.

¿Qué diferencias presentaba este subgrupo de pacientes?

A nivel clínico, estos pacientes presentaban una sintomatología más grave; tenían más sistemas u órganos afectados, más síntomas neurológicos y gastrointestinales. Y a nivel de las citocinas, presentaban un aumento de la vía del interferón gamma y citocinas relacionadas.

¿Poder diferenciar estos pacientes del resto puede mejorar su estrategia terapéutica?

Efectivamente, poder detectar aquellos pacientes que presentan un MIS-C más grave del resto, nos permite realizar un mejor abordaje clínico y terapéutico. Y por otro lado conocer cuáles son las citocinas que tienen con mayor concentración nos permitirá a medio-corto plazo desarrollar nuevas dianas terapéuticas. Estamos ante un ejemplo de cómo la clasificación de los grupos de pacientes a partir de un biomarcador puede tener un impacto directo sobre su tratamiento.

El estudio que acaba de publicar es un trabajo conjunto entre diferentes servicios y profesionales del Hospital San Juan de Dios Barcelona, ​​¿qué nos puedes decir?

Para mí ha sido una de las experiencias más bonitas de este estudio. Este artículo es un ejemplo de cooperación de trabajo conjunto entre muchos profesionales, y además no debemos olvidar la situación en la que nos encontrábamos: mucha presión asistencial, incertidumbre por la pandemia, impacto directo en la vida laboral y personal.

El artículo se enmarca dentro del proyecto Kids Corona que lidera el Hospital San Juan de Dios Barcelona y dentro de ahí, en la rama de la respuesta inmunitaria. Para hacer posible todo el estudio han participado profesionales de la Unidad de Inmunología Clínica y Inmunodeficiencias Primarias, la Unidad de Cuidados Intensivos, el Servicio de Reumatología, el Servicio de Pediatría, el Servicio de Enfermedades Infecciosas y Microbiología, y el Servicio de Cardiología. Pero además de estos servicios que son los que más se ven, ha habido un trabajo muy importante por parte del Biobanco del hospital y el servicio de bioestadística del Instituto de Investigación San Juan de Dios.

¿Hacia dónde dirigiréis los próximos estudios en el campo de la respuesta inmune y la infección por COVID-19?

Lo que queremos entender es que el sistema inmunitario responde de maneras tan diferentes según cada persona. Queremos entender por qué hay niños que son asintomáticos, pero una pequeña parte pueden desarrollar el síndrome inflamatorio multisistémico, y por el contrario que la infección causa una mayor sintomatología en la población adulta. Creemos que entender que está pasando a nivel de respuesta inmunitaria nos puede ayudar a mejorar la práctica clínica. Para hacerlo posible las Dras. Iolanda Jordán y Laia Alsina están trabajando en el uso del Big Data para poder encontrar patrones que nos ayuden a detectar el impacto de la infección sobre cada colectivo de población.


Este estudio ha sido posible gracias a la participación y colaboración de diferentes profesionales del Hospital San Juan de Dios Barcelona y el Instituto de Investigación San Juan de Dios. Me gustaría destacar la participación del Dr. Jordi Antón, co-autor del artículo, que ha aportado toda su experiencia en el estudio del Síndrome de Kawasaki. Y también todo el trabajo realizado por las Dras. Laia Alsina y Iolanda Jordán, investigadoras seniors del estudio.

Artículo de referencia

Esteve-Sole A, Anton J, Pino-Ramirez RM, Sanchez-Manubens J, Fumadó V, Fortuny C, Rios-Barnes M, Sanchez-de-Toledo J, Girona-Alarcón M, Mosquera JM, Ricart S, Launes C, de Sevilla MF, Jou C, Muñoz-Almagro C, González-Roca E, Vergara A, Carrillo J, Juan M, Cuadras D, Noguera-Julian A, Jordan I, Alsina L. Similarities and differences between the immunopathogenesis of COVID-19-related pediatric multisystem inflammatory syndrome and Kawasaki disease. J Clin Invest. 2021 Mar 15;131(6):e144554. doi: 10.1172/JCI144554

Cuando comenzó la pandemia por coronavirus, en un primer momento, se creyó que la mayoría de los niños quedaban exentos de sufrir cualquiera de los síntomas graves relacionados con la infección por SARS-CoV-2, pero de repente vimos aumento de casos de la síndrome Inflamatoria multisistémica.

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